domingo, 6 de mayo de 2007

Chansons pour un dimanche soir (3)

Françoise Hardy: Tous les garçons et les filles



Supongo que hoy tocaba hablar de música francesa, una de mis grandes pasiones, por aquello de las elecciones y que todos los presentadores de informativos están en París etc etc... Tenía previsto hablar de ella, de mi adorada Françoise, pero no se me ocurría con qué canción empezar y ha sido la casualidad la que me ha llevado a elegir su grandísimo éxito, el que la catapultó a la fama en toda Europa. Confieso que no es de mis preferidas pero hoy he decidido hablar de ella.

Esta mañana un programa nacional de radio que se emitía desde París ha dedicado un micro espacio a la música francesa, invitando a los oyentes a que llamaran y comentaran sus canciones favoritas. Era de esperar que alguien eligiera este tema, sencillo y cautivador, pero más aún si se tiene en cuenta la figura y la voz femenina que se escondía tras este texto. El oyente decía que era muy "espiritual", bueno, yo no diría tanto pero sí considero que esta canción es enternecedora y lo que en ella se cuenta perdura por los siglos de los siglos.

"Tous les garçons et les filles" habla de esa sensación que todos, y quien no se incluya miente, hemos tenido en algún momento, la de ver cómo todo el mundo menos nosotros está enamorado y camina feliz junto a su pareja. Françoise Hardy tenía apenas 17 años cuando la casa Vogue la lanzó con este tema y precisamente en una noche electoral Francia descubrió a su nueva estrella del pop, aquella chica larguirucha y frágil, que actuó en televisión para amenizar el recuento de votos. El contraste que, en mi opinión, hizo que el tema se convirtiera en un himno generacional es simplemente que nadie se explicaba cómo la preciosa Françoise, con su metro ochenta de estatura, su cara angelical y su voz, podía sentirse sola en el mundo de los enamorados. Y sin embargo, todos nos la creemos, no chirría en absoluto este sencillo canto a la soledad.

Hardy provenía de una familia de mujeres. Muy pronto su padre se fue de casa y ella se crió junto a su madre y su hermana, en los suburbios de París, quedando muchas veces al cuidado de una abuela que le recriminaba ser demasiado alta y demasiado flaca. La joven Françoise, de naturaleza introvertida, se encerraba en su habitación y escuchaba música, la que por aquel entonces programaban las emisoras. Poco a poco empezó a componer y en prácticamente todas sus canciones se respira ese complejo de inseguridad y esa sensación de soledad que nunca la ha abandonado, a pesar de que la vida le ha sonreído en todos los campos. Alguien dijo que Françoise Hardy siempre se dirige en sus canciones a alguien que no la escucha. Lo cierto es que su voz ha resultado ser una compañía reconfortante para muchos, que nos sentimos un poco menos solos cuando escuchamos que otra persona comparte nuestra tristeza.

Por eso hoy, me quedo con "Tous les garçons et les filles", con la Françoise de la foto que todavía no había descubierto el "swinging london" y aún se sentía un bicho raro. Otro día hablaremos de cómo su imagen se modernizó y la jovencita de los suburbios empezó a alternar con Gainsbourg, Dutronc, Jagger o Dylan, sin perder jamás su aire distante que en el fondo revelaba una enorme timidez.

Para terminar, recordar que en la época de Hardy los grandes éxitos se grababan en varios idiomas y esta canción existe en inglés, italiano, alemán y español. Recomiendo la inglesa especialmente, lleva un punto más rápido y resulta muy pegadiza, menos triste. A modo de curiosidad, la versión alemana se tituló "Peter und Lou", imagino que el idioma no permitiría una traducción más ajustada y en la letra Françoise envidia a sus amigos, Peter y Lou, que pasean enamorados y en cada mirada se dan un beso... Cosas del idioma. :)


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