miércoles, 30 de mayo de 2007

Hombres G: En mi coche

SÍ, ¿QUÉ PASA?



Por partes.

1. El primer grupo del que tuve conciencia en mi vida fue Hombres G. Me explico. Uno escucha en casa la música de sus padres, conoces los grupos que a ellos les gustan, si tienes suerte y conectais, te acabas aficionando, pero llega un día en el que tú decides escuchar por tu cuenta “algo” y te enganchas y va y te compras el disco. Tus padres quizás reconocen y comparten tus gustos, o no, pero en cualquier caso es la primera decisión musical que tomas por tu cuenta y eso significa que algo empieza a cambiar, generalmente es que te estás metiendo de lleno en la adolescencia y el baile hormonal (al menos en mi caso) no ha hecho más que empezar.

Yo estaba en mi casa un sábado por la noche, tenía 9 años y veía uno de estos típicos programas de actuaciones y humor (quién sabe si José Luis Moreno), cuando de repente salieron cuatro chavales que empezaron a cantar frenéticamente una letra absurda: Marta tiene un marcapasos. Me quedé mirando fijamente la pantalla, no podía despegar mis ojos de aquel chaval imberbe, aniñado, encantador, con voz de pito… Me había enamorado.

El siguiente paso era más que previsible. Mi madre se fue de viaje de final de curso a Sevilla con sus alumnos y cuando me preguntó aquello de “¿Qué quieres que te traiga?”, yo fui muy rotunda: “QUIERO EL DISCO DE HOMBRES G”. Dicho y hecho.

Después me haría con toda su discografía, en cintas de cassete que de tanto escuchar llegué a romper y tuve que desmontar y montar, como me pasó con La cagaste Burt Lancaster. En aquella época te ponías los discos una y otra y otra vez hasta que te sabías cualquier acorde de memoria y no digamos cuando llegó el maravilloso invento del walkman a mi casa. Aquello era la libertad con mayúsculas, dejabas de depender de que tu padre te quisiera poner la dichosa cinta en su radiocassette del coche, por fin podías hacer eso que hoy se llama “desconectar”. Ala, venga a sonar David Summers en los oídos.

2. Hombres G eran los 80.Podría decir que en el 85 escuchaba a Aviador Dro, a Polansky y el Ardor, a los Smiths o a los Cure pero mentiría. Yo escuchaba a Hombres G. Y de qué manera…
Pues sí, amiguitos, ellos también eran los 80. Los G son niños bien que se conocen a principios de la década en la facultad, algunos de ellos como David quieren ser directores de cine (hay homenajes al cine en las portadas de sus dos primeros discos) y sus papás les pagan viajes a Londres o incluso el famoso COU en Estados Unidos. No vamos a mesarnos los cabellos por su condición social, no olvidemos que los Nacha Pop se conocen en el Liceo Francés de Madrid, que Carlos Brooking tocaba con nombre falso, que Nacho Canut era hijo del dentista del rey, que Berlanga era hijo de quien era, bla bla bla. Y digo yo, que si en sus viajes a Londres toda esta gente “interesante” se traía discos y adquiría la cultura del punk o la nueva ola, los G no serían menos. Que luego no lo trasladaran a canciones para jovencitas soñadoras es otra historia, pero cuando veo videos de la época y me fijo en la ropa, los zapatos estrafalarios y los pantalones tobilleros de los G, me cambia bastante la perspectiva de la movida ochentera que tanto se ha desvirtuado. Y en Londres también había grupos pijitontos, tampoco nos olvidemos.

3. Hombres G eran unos pijos… ¿y qué? Hombres G no hacían bandera de ninguna actitud, cantaban canciones amables en las que hablaban de “niñas”, coches, salidas de instituto, primeros cigarrillos, bares y playa. Realmente, no creo que el “pijismo” sea un argumento suficiente como para desmontar a nadie, puesto que, insisto, ellos no se ocultaban tras un look neohippy ni reivindicaban posturas contestatarias mientras mamá les esperaba con el plato caliente de comida en casa a las 9. Ni tan siquiera eran snobs y eso que en el 86 eran unos veinteañeros que se comieron el mercado sudamericano, después de vender miles de copias en España. ¡Hasta el mismo Burt Lancaster les planteó problemas legales por utilizar su nombre, lo que les impidió hacerlo en el título de su segunda película! Y se permitieron el lujo de grabar en Manchester en el 87 cuando muchos no sabían ni lo que era facturar un equipaje.

Que por supuesto el resultado no fue precisamente Joy Division, es obvio, pero es que ellos no pretendían hacer alarde ni de grandes voces, ni de un dominio de los instrumentos, ni tan siquiera de composiciones excesivamente elaboradas. Hombres G hablaban de su entorno, buscando conectar con miles de adolescentes que aunque no vivíamos en un adinerado barrio madrileño, encontrábamos puntos con los que identificarnos: novietes y novietas, fiestas, cubatas, sábados por la tarde después de la peli, lágrimas, desencuentros, pandillas… ¿Qué más le hace falta a una adolescente incipiente? Luego ya llegarían los pensamientos atormentados y con ellos otros grupos pero entonces a mí y a legiones de chicas de mi edad, nos bastaba con ver a David poniendo su boquita de piñón mientras cantaba eso de Indiana, Indiana, ya me tienes hasta la banana.

Incluso, el papá de David les hizo a los niños dos películas infumables, ¿y qué? Yo fui de las miles de niñatas que fueron a ver Sufre mamón y todas gritamos “puta” y “zorra” (ante el escándalo de mi madre) cuando en pantalla la ex novia quería volver con él. ¿Quién necesita cine de culto cuando puede descargar su adrenalina así?

4. Quien no haya pasado uno o más veranos de su adolescencia en la playa no ha tenido adolescencia veraniega. O mejor dicho, no sabe lo que se ha perdido… Y quien haya pasado uno o más veranos en la playa, o todos los de su vida como es mi caso, sabrá que una canción como En la playa contiene algo más que una colección de rimas facilonas: esta noche iremos al cine pongan lo que pongan, compraremos seis bolsas de pipas y dos cocacolas, sentados en sillas de madera se nos quedará el culo como una piedra y tú me darás un beso en la boca. ¡Es que yo viví esa escena! Me permitirán que haga mía esta canción…
Además, qué más da que las rimas sean ramplonas o que lo que se cuente no sean más que un puñado de tonterías púberes: al llamarte por teléfono no te puedo besar, ya no volverás a verme jamás/nuestras huellas en el parque se borrarán, temblando/con los ojos cerrados/el cielo está nublado… Reconozcámoslo, hoy un grupo “tonti” de gente que ya no cumple los 30 canta “quiero besarte, sabes a piruleta de limón” y vamos, a algunos les parece la leche…

5. Mi amiga Cris y yo nos sentábamos por la noche, antes de volver a casa, en un banco y cantábamos a grito pelado canciones de Hombres G. Entre nuestras favoritas, En mi coche, Mis amigos, Dos imanes, Huellas en la bajamar, La playa… Unos 20 años después nos seguimos viendo y vamos juntas a conciertos en los que coincidimos con todos aquellos que seguramente arrugarían la nariz antaño al escuchar hablar de David Summers. Y se nos pone un brillo especial en los ojos cuando alguna de las dos dice una frase tipo el cielo ya no es azul clarito
Fuimos juntas al reencuentro de los Hombres G y fue apoteósico, disfrutamos como enanas y volví a ver a los cuatro chavales simpáticos, sin pretensiones, que quieren divertirse y hacer pasar un buen rato al personal. ¿Qué más se puede pedir?

Por aquel entonces la reunión de Hombres G era todavía un experimento en el que ni ellos mismos confiaban. Ellos iniciaron la moda que hace que hoy vuelvan hasta los que nunca llegaron a sonar en las emisoras, la gente se ha olido el pastel de que los 80 molan y se han subido al carro. Pero en aquel concierto, en la Feria de Julio de Valencia, nos juntamos miles de personas que sólo queríamos recordar, y vaya si lo conseguimos. A los pocos días se publicó que había sido el evento más multitudinario de la temporada, 15.000 personas, y debieron de repetir el llenazo porque grabarían poco después un disco de canciones nuevas con un título significativamente irónico: Todo esto es muy extraño.




Ahora ya paso de sus nuevas canciones. No me interesan en absoluto. Pero quien se meta con los Hombres G de los 80, está insultando mis recuerdos más preciados, y eso sí que no… :)

NO, NO, NO (1988)

Atención a este vídeo. Aparte de ser Hombres G en estado puro, cameos de Tip y Coll, Guillermo Summers, Ignacio Salas, Iñaki de Glutamato Yeyé (sí, sí, oooooh, ese gran grupo de los 80...). Y es que papá Summers siempre apoyó al 100% al niño. ¡Faltaría más!




EN MI COCHE (1988)

De nuevo los Hombres G que me embobaban. Y eso que entonces estaba muy lejos de tener un coche, pero me quedo con eso de la música que me habla de ti, que me recuerda que te has ido...



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