miércoles, 29 de abril de 2009

El peso de una canción

IVÁN FERREIRO: TURNEDO
Que no dejas que te quieran, sólo quieres que te abracen


Ayer me dijeron que no cierro las historias de amor. Que viven dentro de mí y las arrastro como una losa pesada que, esto lo digo yo, cada vez me dificulta más seguir caminando. Parece ser que cuando algún ser querido muere se incrementa la sensibilidad y se intensifica el dolor de cualquier abandono, ya sea por una ruptura o simplemente, la pérdida de una amistad por el paso del tiempo. Se me ocurre que uno asume la muerte pero se resiste a asumir cualquier otra marcha, como si dijeras "ya he perdido a alguien, no estoy dispuesta a perder a nadie más". Y los recuerdos no aparecen como pensamientos agradables a medio evocar, sino como un lastre pesado que ensucia la memoria e impide pensar con claridad. Qué cosas.

Supongo que el hecho de seguir escuchando esta canción y tenerla entre mis 130 favoritas y volver a estremecerme cada vez que me imagino sentada en una playa (¿Se puede saber qué esperas? ¿Que te mire y que te seque?), forma parte de ese equipaje demasiado pesado que llevo a todas partes. Y será por eso que una noche un completo desconocido que me abordó con la desinhibición que da el alcohol, me dijo "vaya, lo dejaste hecho polvo ¿eh?", cuando le dije que Turnedo era uno de mis temas favoritos de Iván Ferreiro.

Afortunadamente, hace un tiempo que borré un sms que recibí una noche de septiembre, viendo a Ferreiro en directo, que sólo decía la luna, tú y yo expectantes a que pase algún cometa o baje un platillo volante. Nunca pensé que 165 caracteres pudieran pesar una tonelada y menos en el alma.

Y por cierto, que la canción la escribió Iván para su hermano Amaro, así que no parece precisamente una declaración de amor. Pero no puedo evitar sentirme retratada, con o sin historia de amor. Será cuestión de ir borrándola pero no sé muy bien cómo. Dejemos que corra el aire y digámonos adiós.

En cualquier caso, un temazo dentro de un disco enorme.
Feliz miércoles con olor a jueves.

Iván Ferreiro: Turnedo
(Canciones para el tiempo y la distancia, 2005)


lunes, 27 de abril de 2009

En bicicleta

HARVEY WEINSTEIN: BICYCLE
(THE POSTMAN, IL POSTINO


No soy yo muy de bandas sonoras pero hay algunas melodías que llevo grabadas a fuego en la cabeza y en el corazón, casi siempre acompañadas de la película que ambientan. Ésta es una de ellas y como en estos días no me vienen muchas canciones a la mente, me he sorprendido tarareando estas notas en una soporífera tarde. Y se me ha puesto la piel de gallina.

El otro día me explicaron cómo relajarse antes de dormir, prescindiendo de la química. Uno debe visualizar una imagen agradable y lograr meterse en ella, llenando poco a poco los cinco sentidos. De vez en cuando visualizo cuadros agradables a plena luz del día (me gustaría decir eso tan poético de que sueño despierta pero mentiría) así que probaré a llevarme esas imágenes a la cama, a ver si acariciada por mi almohada consigo la tranquilidad que me falta en los últimos tiempos.

Quiero ver una playa, no sé todavía si estaré tumbada en la arena o caminando por la orilla. O quizás, como el cartero de El cartero (y Pablo Neruda), pedalee feliz mientras a mis pies brilla el mar. Quiero tocar la arena y oler el salitre, a la vez que mis ojos vislumbran florecillas en las dunas o se dejan cegar por mil tonalidades de azul. Quiero oir el rumor suave de las olas, como hace años, y paladear un poco la felicidad. Y de fondo quiero que suene este tema, porque entonces además de descansar en mi playa privada, a mi alrededor será siempre verano y nadie llorará, porque es imposible ser infeliz mientras suena esta banda sonora que para mí es de una delicadeza sólo comparable a La vida es bella o Cinema Paradiso. De hecho, esta última tiene mucho en común con Il postino, por la ternura de sus personajes, la melancolía encerrada en unos fotogramas en blanco y negro y la presencia desoladora de la muerte. Porque resulta también imposible no sentir cierta tristeza al escuchar estas notas, las que Massimo Troisi, el actor protagonista, nunca pudo oir porque murió poco después de rodar las últimas escenas.

Estoy desvariando. Voy a callarme y que suene la música. Y que me vuelva a poner la piel de gallina. Porque además, tal día como hoy, hace no sé cuántos años, alguien me regaló este disco.



viernes, 17 de abril de 2009

No respires, el yeyé está en el aire

MARISOL Y EL DÚO DINÁMICO: SÓLO A TI

Ya saben, están los días rojos, los días negros y los días yeyé... Y hoy tengo un día yeyé. Como no se puede decir de este agua no beberé... repetimos con el Dúo Dinámico, aunque conste que la que me fascina en este vídeo y esta canción es ella: Marisol.

No hay mucho que decir, un día yeyé no tiene explicación ninguna. Este tema aparecía en la película Búsqueme a esa chica, uno de tantos vehículos de lucimiento de las estrellitas musicales de los 60. Por cierto, el cartel anda por algún rincón de mi casa, junto a El Golfo y Los chicos del Preu. Me encanta el mensaje de esta canción, he tenido la mirada de otros ojos pero al fin he comprendido que te quiero sólo a ti. En fin, como es de suponer, a la rubia se la lleva el alto, que es el guapo, como ellos mismos explican en todas las entrevistas.

Esto me recuerda que todavía no he visto aquel bodrio telefílmico que se emitió sobre la vida de Marisol y que me grabé en previsión de días libres como los que asoman a la vuelta del fin de semana. En homenaje a ese vestido, esos zapatos y ese moño, que disfruten del yeyé, como yo lo hago.

martes, 14 de abril de 2009

¿Resistiré?

EL DÚO DINÁMICO: RESISTIRÉ
Me volveré de hierro para endurecer la piel


Me da casi tanta vergüenza traer aquí a este Dúo como lo que voy a contar, y eso que la canción que comparto me encanta desde hace años, para qué negarlo. Pero resulta que el domingo por la mañana lloré mientras la cantaba... Estaba yo escuchando un programa de radio sobre "canciones para oir en el coche" y alguien sugirió este tema, que no sólo es fantástico para ir conduciendo sino que aparecía en el desenlace de Átame, cuando Loles León introducía un cassete en el coche en el que los personajes sellaban su reconciliciación. Átame es desde siempre mi película favorita de Almodóvar y muchos conocimos esta canción gracias a ese fotograma.

Bien, sonaba este fantástico estribillo y yo cantaba a grito pelado mientras me dedicaba a algún quehacer doméstico y ¡no pude seguir! Porque me ahogaba y notaba ya el agua salada mojando mi cara, qué cosas. No lo digo con orgullo sino con preocupación aunque probablemente se deba a demasiadas horas encerrada entre cuatro paredes viendo cosas no demasiado agradables. ¿O son años?

O quizás, ésta sea la mejor canción para momentos duros porque es terapéutico eso de cantar soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie. Y las estrofas son magníficas y sube y sube el tono en el estribillo y nos encontramos con una canción que nunca decae. Y quién se resiste a la tentación de tararear hasta la instrumentación, como hace Antonio Banderas... ¿Ven? Ya me ha vuelto a pasar, como a Victoria Abril en la película, esa lagrimilla traicionera. :)




martes, 7 de abril de 2009

Lluvia y cowboys

VIC CHESNUTT: WHERE WERE YOU

Aquí, una canción que me ha perseguido desde hace más de diez años, cuando la enconmtré abriendo un recopilatorio de Rock de Lux. Aquí, un amigo, un vaquero melancólico que compone temas extraños, llenos de instrumentación de la que a mí (lo confieso) me echa para atrás y que sin embargo entona aquí un lamento emocionante. Un reencuentro perfecto para un día de lluvia (y van ya casi siete).

No soy una experta en Vic Chestnutt así que no voy a manejar datos que cualquiera podría encontrar en internet en un par de clics. Parece ser que este hombre compone desde su más tierna infancia y a los 18 un accidente de coche le dejó parapléjico, aunque pronto descubriría que podía seguir tocando la guitarra. Michael Stipe le produjo un par de trabajos y al hablar de él muchos citan nombres como Lambchop, pero yo me limitaré a recordar la voz del jovencito Springsteen, allá por el Nebraska o Darkness on the edge on the town.

Una canción llena de lluvia, escrita para alguien que llega demasiado tarde. Feliz inicio de Semana Santa.

miércoles, 1 de abril de 2009

¿Qué tal? Aquí, viendo pasar la vida...

ALBERT PLÀ: EL BAR DE LA ESQUINA
¿Puede el señor camarero hacer de casamentero?


Llega la primavera (o eso espero) y con ella, cual vampira invertida, crece mi necesidad de alimentarme de luz y energías diurnas. Cervecitas al sol, paseos, visiones de cielo azul, anocheceres cálidos por el centro de la ciudad... Y me viene siempre a la memoria esta canción, la primera que escuché de Albert Plà y mi favorita, con mucha diferencia, de todo su repertorio.

Con un ritmo muy sencillo y deliciosamente cadencioso, Plà relata un cuento de hadas moderno, a medio camino entre la rutina y la irrealidad que se ve a través del culo de un vaso, sentado en ese bar que hace esquina con la calle mayor. Y como siempre, este peculiar cantautor mezcla con naturalidad la vida, el sexo, el amor, la ciudad... La historia onírica del solitario en busca de amor que encuentra a su princesa mientras está viendo pasar la vida en una terracita y decide hacerle el amor y casarse con ella allí mismo, ante las miradas de los curiosos.

En realidad, las cosas son menos difíciles de lo que nosotros creemos. Y por un día especial, tenemos 364 en los que nos limitamos a ver pasar la vida, que no es poco.

Albert Plà: El bar de la esquina
(No sólo de rumba vive el hombre, 1992