miércoles, 28 de abril de 2010

Qué hacer si te toca la lotería

DOMINIQUE A: LES ENFANTS DU PIRÉE
Noyés de bleu sur un ciel bleu


Durante ocho horas al día tengo frente a mí un ventanal que me ofrece una panorámica de una tranquila plaza de la ciudad, con un edificio emblemático que hace de ésta lo que se suele llamar una “vista privilegiada”. Desde hace unos días el cuadro se completa con un maravilloso pedazo de cielo azul que, cuando las horas pasan más lentas, me invita a admirarlo y perderme en ensoñaciones. Y cuando pienso en azul siempre pienso en Grecia, irremediablemente, en aguas turquesas con miles de matices, en cielos que parecen un decorado, en casitas blancas, en ropa tendida al sol, en ventanucos a través de los cuales la palabra “indolencia” adquiere un nuevo significado. Lástima que últimamente cuando oigo hablar de Grecia no sea precisamente por la belleza de sus paisajes costeros.


El otro día me compré dos libros que, sin yo tenerlo previsto, me han vuelto a transportar a tierras helénicas. Été es una colección de reflexiones de Albert Camus sobre el Mediterráneo, desde su tierra Natal, Argel, hasta Italia, y el autor consigue reflejar la luz y la vida de las ciudades de playa con pinceladas certeras en las que nada sobra. Por otra parte, un clásico de mi adolescencia, Mi familia y otros animales, en el que Gerald Durrell retrata con ironía las andanzas de su clan en la isla de Corfú, con descacharrante escenas de la idiosincrasia griega contrapuesta a la británica, pero también preciosas descripciones de la isla.


Eddie Salem es el pseudónimo con el que Georges Moustaki da sus primeros pasos en los primeros 60s, primero con un disco egipcio y luego con otro griego, Les enfants du Pirée. Años después Dominique A retomaría este clásico con una versión que en nada desluce la original, capaz de transmitir todas las sensaciones que he mencionado, las que al menos a mí me produce Grecia y el recuerdo de un viaje archivado en la categoría de “un día volveré”.

Cierren los ojos y llénense de azul.
Feliz miércoles.


miércoles, 21 de abril de 2010

El verano ha desaparecido

DION AND THE BELMONTS: I WONDER WHY
Who wrote the book of love?


Era una noche oscura y gélida. Dentro del pequeño recinto pudo ver que fuera yacían cadáveres y aquel habitáculo le pareció el último reducto de vida en medio de un desastre nuclear. Se resignó a esperar y subió el volumen de la radio, en la que terminaba de sonar una joya cantada por Françoise Hardy, la versión de Catch a fallin’ star.


Y resultó ser un programa en el que dos locutores simplemente pinchaban canciones que les hacían felices, explicando, o no, el porqué. Y comenzó a sonar el I wonder why en versión de Dion and the Belmonts y tuvo una regresión a muchos años atrás, cuando compró un recopilatorio del grupo en un viaje al Reino Unido. Porque tiempo atrás un amigo había incluido esta canción en una grabación casera de rock y dowoop, en una cinta de lo que por aquel entonces todavía era Continente. Era aquel rocker que trabajaba de camarero en locales para turistas estivales, el que se peinaba tupé y a pesar de sus excentricidades era “buen chaval”, según decía la clientela. El mismo que tiempo después dejaría embarazada a su novia y bautizaría a la criatura como Aarón, “porque Elvis se llamaba Elvis Aaron Presley”.

Por aquel entonces si ibas a Guarapito era obligado pasarse por el Bahía, sólo dos pubs más allá. Por las tardes se jugaba al tetris y por las noches se miraba a los rockers bailar. “Mira, tienes que poner las manos así, es muy fácil”. Y aquel rocker con muletas dio la vuelta a la rotonda cuando ya se iba a casa en su coche sólo para decirle que le gustaba. Nunca volvió a verles y cuando, ya en casa, buscó aquella cinta grabada con canciones mágicas, no la encontró.

Pero cuando trató de localizar el programa de radio en la parrilla correspondiente le fue imposible encontrarlo y tampoco volvió a escuchar a los locutores amables que compartían canciones bonitas en la oscuridad de un desastre nuclear.

Así que recuperó, eso sí, el recopilatorio de Dion and the Belmonts y se dio cuenta de que esta canción sabía a verano.